miércoles, 10 de septiembre de 2014

España: Espero que a mariano "el maula" no se le ocurra montar una valla como la de Melilla para "solucionar el problema catalán" ja ja ja




 

Marcial Marcelo 140 - escribe en el Semanal Digital un articulo limpio y libre de cargas. Llama "al pan pan y al vino vino", algo realmente heroico en los tiempos que corren. 

Desde hace 30 años los Medios de Comunicación, publicos o privados, están ferreamente controlados por "la casta" politico-fecal.

Los tertulieros y plumillas, con algunas excepciones, son simplemente sicarios ideologicos unos y economicos otros. La mayoria: las dos cosas

Lo que salió de la "mostrenca transición" fué un grupo de organizaciones creadas para el delito. Partidos, sindicatos, organizaciones empresariales, profesionales, estraperlistas agraciados con licencias de Radio, TDTimo...Solo mafiosos

Un Sistema podrido en origen por una banda de HdP

Este es el articulo de Marcial Marcelo. Integro


Crecen los círculos del Infierno

@elmundo.es: "Procesan a 45 oficiales del Ejército del Aire por cobrar falsas mudanzas".

Este tuit reproduce uno de los dos titulares destacados de El Mundo de este lunes. El otro titular es el que encabezaba la noticia relativa al empleo de agentes de élite de los Mossos d´Esquadra -cuyas nóminas paga el Ministerio del Interior- en el adiestramiento de un pequeño ejército de Rambos para repeler sofisticados ataques nivel Kosovo (se supone que en territorios hostiles manifiestamente peligrosos como los de Cornellà, Sabadell, o la Nacional II en su salida para Albacete).

O sea, que cuando todo parecía ya perfectamente podrido (lo bueno que tiene lo perfecto es que termina en sí mismo), resulta que se añade un nuevo "círculo del Infierno" a los que ya habíamos logrado asimilar: la corrupción política generalizada -ya por acción, ya por falta de denuncia-, la colonización de Tribunales y órganos de control por los aparatos de los partidos, el abandono de los ciudadanos por el Estado frente a las paranoias totalitarias de líderes tribales, la castración del derecho a la información en forma de duopolio televisivo, el golpe de Estado permanente de una parte contra el todo, la traición sindicalista y el inmovilismo más desvergonzado (o, si se prefiere, la inequívoca voluntad de los sucesivos Gobiernos -de todos, sin distinción de color- de proteger los crímenes cometidos por Los Suyos, negándose a terminar con la sumisión del CGPJ a los partidos políticos)… Y ahora también la corrupción en el Ejército.

Lo verdaderamente lamentable es que la noticia ni siquiera nos llega a sorprender. Desgraciada o afortunadamente, en las sociedades humanas, por muy desarrolladas y civilizadas que alcancen a ser, no son mayoría los seguidores fervorosos del imperativo categórico de Kant. Y no quiero decir con ello que el comportamiento de los ciudadanos (militares incluidos) dependa del ejemplo de aquéllos a los que se ha votado como líderes, pero sí que depende -y mucho- de lo que perciben que ocurre cuando éstos son pillados en falta.

¿Y cuáles son los ejemplos que hemos tenido durante estos últimos años?: ministros del Interior condenados por secuestro y malversación de fondos públicos, ministros de Fomento dedicados al fomento exclusivo de sus ahorrillos vía BOE, presidentes de comunidades autónomas condenados por corrupción, presidentes del Gobierno citados como testigos en casos de secuestros de jubilados o pillados haciendo carantoñas a corruptos manifiestos.

Y más: gobiernos autonómicos regalando a sindicalistas de crucero y mariscada fondos públicos destinados a la formación de parados, administraciones varias instaladas en la orgía permanente del despilfarro y la corrupción; y comunidades autónomas incumpliendo leyes, desobedeciendo sentencias y anunciando golpes de Estado a bombo y platillo de televisiones propias o sobornadas… Y todos ellos o impunes o indultados rápidamente o ni tan siquiera inquietados.

Pese a todo esto, la clase política sigue aún defendiendo, en su inmensa mayoría, que la basura que inunda todos los días los periódicos no representa más que excepciones a un sistema de controles puro y perfecto. Mensaje: el problema es el hombre, no el sistema; luego, con sustituir al hombre (por otro de los suyos, naturalmente) basta.

La realidad nos demuestra todos los días que esto es absolutamente falso. La corrupción no es la excepción, es el sistema mismo, minuciosamente diseñado para protegerla desde la LOPJ de 1985. Perpetrada por Felipe González, su único fin era el de enterrar el régimen constitucional de la separación de poderes (esencia definitoria de toda verdadera democracia, aunque hay que reconocer que no suficientemente blindada por la Constitución del 78), sustituyéndolo por el burdo maquillaje de una inofensiva división de funciones.

Resultado perseguido y alcanzado: acabar con los contrapesos y controles, haciendo de la investigación y castigo de los políticos y partidos corruptos no la regla, sino la excepción, fruto exclusivo de los esfuerzos de periodistas heroicos y de jueces resignados a no ascender jamás.

Pero no nos desviemos del tema. Decíamos que ahora algunos militares también se habían sumado a la juerga: cobro de indemnizaciones por traslados no realizados. Definitivamente, nada sofisticado. Es más, absolutamente cutre. Pero por algo se empieza.

¿Que en qué momento se jodió España?, como diría el maestro Vargas Llosa. Me temo que todavía no ha terminado. Van ocho. Si hacemos caso al bueno de Dante, aún nos quedaría por sufrir un noveno círculo del Infierno. ¿Tal vez la Iglesia, con algún obispo sorprendido llevándose el cepillo? ¿O la Benemérita, con guardias civiles denunciando el robo de su tricornio, previamente vendido a una tienda de souvenirs para turistas amantes del charol?

En realidad, seamos sinceros: ¿qué nos puede extrañar ya en un país en el que el presidente de una comunidad autónoma llegó a cobrar comisiones a una bruja por llevarle clientes?

Pero seamos también prácticos, que al fin y al cabo de lo que se trata es de sobrevivir: pasada la fase de la indignación, superemos ya la del lamento y vayamos a instalarnos, directa y gozosamente, en la de la carcajada. Salvo C´s, no queda otra. O eso o votar a Podemos, que es como pretender aliviarse la tos rajándose la garganta.






Marconi
esmarconi@hotmail.es

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